La castración en perros siempre ha sido algo polémico. Hay quien está totalmente de acuerdo y hay otras personas a las que les parece cruel e incluso anti natural hacer esta operación a los perros. Pero hay muchas razones para optar por la castración frente a la esterilización, con ventajas que harán que nos inclinemos por esta práctica.
Si estás pensando en la posibilidad de castrar a tu perro debes pensar en muchos factores. Es mejor informarse sobre aquello que son leyendas urbanas, cuáles son las ventajas y desventajas, así como los cuidados que debemos tener con el perro.
Diferencias entre esterilizar y castrar
Aunque a veces los términos se utilizan para definir la castración, en realidad son dos cosas algo diferentes. En ambos casos el perro no se puede reproducir, lo cual tiene la gran ventaja de que no traeremos camadas indeseadas que tendrán que buscar un hogar o que acabarán con peor suerte en algunos casos. Sin embargo, hay una gran diferencia, y es que cuando esterilizamos a una mascota sus órganos reproductivos continúan en su sitio, produciendo hormonas, mientras que en la castración le quitamos estos órganos al perro para que además evite algunos problemas relacionados con ellos. En el primer caso el perro seguirá teniendo el instinto de montar, y su conducta sexual. En el segundo caso, el de la castración, se acabará con esos instintos por los que el perro está más agresivo en ocasiones, se escapa y monta hembras. En el caso de las perras depende del veterinario la elección de extirpar los ovarios o el conjunto de los ovarios y el útero.
Falsos mitos de la castración en perros
En torno al tema de la reproducción y de la castración en perros hay muchos falsos mitos que pueden hacernos dudar sobre este método o sobre cómo llevarlo a cabo. Uno de los mitos que se escuchan a menudo es el de que el perro debe criar al menos una vez o debe tener un celo para luego castrarlo porque es lo mejor para ellos. No hay ninguna base científica en esta afirmación. Los perros no tienen ninguna necesidad de criar ni se sienten mal por no hacerlo, además de que es más positivo que no pasen por el primer celo. Esto reduce a largo plazo el riesgo de que tengan cáncer de mama o de útero, por lo que hoy en día se recomienda castrar a las perras antes del primer celo.
Otro de los mitos de la castración es que cambia su carácter y comportamiento. En la castración se anulan las hormonas sexuales y por ello sí se cortan ciertos comportamientos en gran medida, como es cierta agresividad en machos que compiten por hembras en celo, se reduce la necesidad de marcar o no hay embarazos psicológicos en perras. Estos cambios son positivos para el perro, pero no siempre se dan en todos los perros, ya que algunos continúan por ejemplo con actitudes como la de marcar. Su personalidad no cambia nunca, y es que esto es inherente al perro. Es decir, si tu perro es tranquilo y paciente, seguirá siéndolo, y si es juguetón, también.
Uno de los mitos que más escuchamos siempre es el de que el perro va a engordar. En la castración sí puede cambiar algo el metabolismo y los perros se tranquilizan, pero con una dieta adecuada y ejercicio diario dentro de su rutina normal no tienen por qué engordar tanto como se piensa. No ocurre en todos los perros, ya que muchos ni siquiera tienen una genética propensa a engordar.
Otro mito que hay que descartar es el de que el perro sufre. La castración se realiza con anestesia y los perros no sufren. Si acaso en la recuperación se mostrarán molestos, pero les daremos la medicación prescrita por el veterinario para que se curen cuanto antes y no lo pasen mal. Con los cuidados adecuados no tiene por qué ser un paso difícil para el perro.
Cuándo castrar al perro
La castración del perro se recomienda antes del primer celo. En las perras es a los cinco o seis meses, ya que es cuando todavía no hay ovulación. No obstante, es mejor consultar al veterinario, ya que las razas de perros pequeños tienen el celo antes que las perras de raza grande. En las perras hay que tener más cuidado con esto, porque hay una gran diferencia a la hora de castrarlas antes del primer celo, ahorrándoles problemas como la infección de útero, el cáncer de útero o de mama. En el caso de los perros, siempre se suele castrar antes de la madurez sexual para evitar conductas de marcaje, territorialidad o que se escapen.
Ventajas y desventajas de la castración
La castración cuenta con más ventajas que desventajas, aunque veremos todas para decidir en consecuencia. En el caso de las perras la castración tiene algunas buenas ventajas, como que se reduce el cáncer de mama a largo plazo y se anula el riesgo de que sufran las piómetras o infecciones de útero, que también pueden acabar siendo graves en las perras y que las condenan a tener que tomar antibióticos en cada celo que tengan. No se detiene el crecimiento ni engordan en exceso, y por supuesto tenemos la gran ventaja de que no tendremos que hacernos cargo de camadas indeseadas a las que buscarles adoptantes cada vez que nos descuidamos y la perra pasa por un embarazo, que también tiene sus riesgos para ellas y para los bebés.
En el caso de los perros también podemos evitar en mayor medida el cáncer de testículos y el de próstata. Además, con la castración se reducen algunas conductas indeseadas, como la de marcación, la agresividad con otros machos, la territorialidad o las escapadas para buscar perras en celo.
Algunas de las desventajas que pueden aparecer al castrar a los perros es que en algunos casos cambian los hábitos y pueden engordar, aunque con control esto se puede evitar. Pueden desarrollar hipertiroidismo y tienen riesgo de sufrir displasia de cadera y ruptura del ligamento cruzado craneal.
Cuidados post operatorios
Una perra operada necesita más cuidados que el perro, ya que en ellas la operación es más invasiva y la cicatriz es mayor. Hay que ponerles un collar isabelino para que no arranquen los puntos y anden en la herida. Debemos darles antibiótico y seguir las instrucciones del veterinario, teniendo su número a mano para las dudas y problemas que puedan surgir. En el caso de los perros la recuperación es más rápida, ya que la incisión es mínima, aunque los cuidados son parecidos.
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