Al cáncer linfático lo conocemos como una enfermedad que es sistémica al igual que progresiva y que tiene su origen en los órganos que pertenecen al sistema linfático, como es el bazo o por supuesto los nódulos linfáticos.
Es una consecuencia de la proliferación sin control, al igual que maligna, de cada una de las células que pertenecen al sistema linfoide.
La epidemiología y los factores de riesgo
El cáncer linfático o también conocido como linfoma, supone una incidencia que se encuentra entre el 5 y el 7 % de cada una de las neoplasias en los perros.
Al igual que se encuentra alrededor de un 80 %, los tumores que son hematopoyéticos, estos son los que tienen relación con los tejidos que se encargan de producir las células sanguíneas.
Por lo general, esta es una enfermedad que afecta a los perros en su etapa adulta (qué se encuentra entre los 5 y los 11 años de edad) y además tenemos el conocimiento de que existe una predisposición, que es racial.
A pesar de que el motivo por el que esta enfermedad se produce no se conoce, dejando de lado el factor genético, sí se tiene una sospecha de que existe cualquier factor de riesgo, bien sea los que son ambientales, como también a que se encuentren expuestos a algún virus o hasta por las causas que son inmunomediadas, como lo es el uso de la ciclosporina o cualquier otro fármaco que sea inmunosupresor.
¿Cómo se clasifica?
El cáncer de linfoma se puede clasificar tomando en cuenta distintos criterios, como lo es donde se encuentra en su anatomía, la histología, cada una de sus características inmunofenotípicas o bien que sea molecular.
Si se atiende a su localización, es posible que encontremos las siguientes clases de cáncer de linfoma:
El multicéntrico: Este es el que ocurre con mayor frecuencia en los perros y ocurre como una linfadenomegalia, que es generalizada al igual que bilateral.
Un porcentaje pequeño también puede tener señales que no son específicas y que se encuentren relacionados, como lo es la fiebre, la apatía o la anorexia. Esto es algo que puede depender de los órganos que hayan sido afectados, siendo muy común que exista la presencia de esplenomegalia, mediastínica, afección hepática o también de médula ósea y que se encuentra, entre un 10% y un 20 % de los perros que pueden tener hipercalcemia, que es un síndrome paraneoplásico bastante común.
El mediastínico: La característica de este, es que es una linfadenomegalia, que proviene de los nódulos mediastínicos, que causan una compresión que llega a significar la presencia de tos, intolerancia a la actividad física o la disnea, entre otras cosas.
El alimentario o también conocido, como gastrointestinal: Este puede ocurrir en forma de una masa que se encuentre sola o que sea de una forma difusa a todo lo largo del tracto. Lo principal, es que provoca síntomas que son gastrointestinales, en donde se pueden encontrar incluidos el bazo y también el hígado.
El extranodal: este tiene su presencia al afectar a un órgano específico, como lo es la piel, los riñones, los ojos o también el sistema nervioso.
¿Cómo es el diagnóstico y el tratamiento?
El diagnóstico por lo general se hace a través de unas técnicas que son inmunohistoquímicas, que son muestras que se obtienen a través de una biopsia, sin embargo es de mucha importancia que se hagan cada una de las pruebas complementarias, para que se pueda valorar de la manera correcta la expansión del cáncer linfático
El tratamiento que se utiliza para el cáncer linfático multicéntrico en los perros, es la quimioterapia.
Es importante que el veterinario tenga que hablar con el dueño de cada una de las posibilidades de remisión, al igual que las de supervivencia, precios, la duración y posibles efectos secundarios, que provoca este tratamiento.
Lo aproximado es que un 90 % de los perros que se encuentren enfermos puedan ir encontrándose algo mejor.
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