Cuando no están debatiendo cuál es más inteligente, la gente habla de los perros y los gatos como enemigos mortales. Ese es el estereotipo que queremos romper.
Generalmente, los gatos son solitarios y se sobresaltan con facilidad, por su parte, los perros son gregarios y territoriales. Sin embargo, esto no significa que no puedan respirar el mismo aire, solo necesitan de tu ayuda. Los expertos aseguran que si perros y gatos son criados en un ambiente positivo y amoroso, serán amigos o, en el peor de los casos, al menos se tolerarán el uno al otro.
En este artículo te hemos traído, junto a 2x3, algunos consejos útiles para que la relación de tu perro y gato mejore de una vez por todas y comiencen a llevarse bien. ¡Continúa leyendo!
1. Toma en cuenta la personalidad, no la raza
Contrario a la creencia popular, no hay razas de gatos y perros que, por regla general, se lleven mejor que otras. De acuerdo a profesionales de la materia, es más importante considerar sus personalidades y niveles de energía. Si un perro es agresivo y territorial, no será una buena combinación con un gato asustadizo. En contraste, un perro viejo odiaría compartir su espacio con un gato ruidoso.
Si las personalidades de dos animales no encajan, ten un plan B, o considera disponer de espacios separados para ellos. Por otra parte, si vas a adoptar a una mascota, cumple tu deber y pregunta a su antiguo dueño si ha vivido con otros animales o se lleva bien con ellos.
2. Entrena a tu perro
Para que tu perro se relacione bien con gatos, debes enseñarle a controlar sus impulsos. ¿Es de los que atraviesa la cocina de un salto cuando se cae una galleta o se alerta cuando ve un potencial juguete? Si es así, probablemente no sea muy bueno con los gatos, ya que se alterará cada vez que vea alguno.
Mantén a raya los encuentros entre gato y perro hasta que el perro esté entrenado para mantener la calma. E incluso entonces mantén una correa a la mano durante sus primeros encuentros.
3. Da al gato su espacio antes de presentarlos
Los gatos necesitan su propio espacio protegido, como un campamento. Asegúrate de que no esté al alcance del perro, pero también crea espacios seguros en varios puntos de la casa. De esta forma, el gato podrá transitar el espacio compartido de forma segura sin ser molestado por su hermano canino.
Dado que los gatos son escaladores por naturaleza, se recomienda utilizarlo a tu favor. Compra juguetes altos que puedan escalar, ponles camas en el tope de las librerías. Esto le permite al gato observar al perro desde una distancia segura o cruzar la habitación sin tocar el suelo.
Mientras tanto, también debes mantener al perro alejado de la caja de arena. A los gatos les gusta estar tranquilos al hacer sus necesidades. Además, a los perros a veces les gusta comer las heces, lo que terminará haciéndote comprar desparasitantes. Dichas lombrices pueden causar diversos problemas de salud, desde vómitos hasta anemia.
4. Ejercita a tu perro en cuerpo y mente
Es importante que el perro pueda drenar su energía en algún lugar, de manera que pueda mantenerse tranquilo cuando el gato está cerca.
En lugar de sólo pasearlo, paren y siéntense cinco veces por cuadra. Cambien de dirección tres veces por cuadra o cambien el ritmo de la caminata dos veces. Se trata de liberar sus instintos y energía.
Si no tienes tiempo para estas actividades, puedes contratar alguien que lo haga por ti o llevar a tu mascota a una guardería.
5. Déjalos olfatear
Otra buena estrategia es que les permitas a ambos olfatear sus almohadas y juguetes antes de presentarlos por primera vez, así podrán saciar su curiosidad y acostumbrarse al olor de su futuro hermano.
6. Planea el primer encuentro con mucho cuidado
Como los humanos, perros y gatos tienen una sola oportunidad para una buena primera impresión. Afortunadamente, ambos aman la comida, lo que podría ayudar a que se lleven bien.
Organiza el primer encuentro mientras comen, pero pon una correa al perro y ubícalos en lados opuestos de una puerta cerrada. No se verán, pero se olerán mientras comen. Esto los hará asociar ese olor a algo bueno, como la comida en este caso.
Haz esto por varias semanas antes de comenzar con la estimulación visual, donde continuarás haciendo lo mismo pero dejarás la puerta entreabierta hasta que haya un poco de contacto visual. Llegará un punto donde estén comiendo uno al lado del otro ignorándose completamente.
7. Mantén su comida y juguetes separados
Es posible que el gato intente acercarse a la comida del perro y darle una probada, lo cual podría ser desastroso si el perro es celoso con su alimento. Para evitar esto, no permitas que coman solos y enseña al gato a comer en un lugar alto y separado del perro.
También mantente atento a los juguetes del gato, los perros suelen querer robarlos y esto podría generar una pelea.
8. Considera criarlos juntos
Como con los humanos, enseñar a estos animales mientras están pequeños es más fácil, incluida la socialización. Además, los perros en su juventud son más pequeños y menos confiados, lo que permite al gato asumir la alta posición jerárquica que tanto disfruta.
Mantente atento de todas maneras para asegurarte de que todo va bien, sobre todo cuando el perro vaya alcanzando la adolescencia.
¡Esperamos que estos consejos te sean de utilidad y logres que la relación entre los miembros más pequeños de la familia sea buena de una vez por todas!
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