A lo largo del tiempo se han podido presenciar hechos que han marcado la manera de ver a los perros, convirtiéndose éstos en perros famosos por sus proezas.
Muchos perros han marcado la historia como Balto, el salvador de muchos niños, o Stubby, un gran perro de combate, Smoky, Hachiko y otros más, que sin duda tocarán tu corazón.
Perros famosos que han dejado huella
Balto: el héroe de los niños
Quizás muchos han escuchado hablar o hayan visto la película del perro llamado “Balto”.
Esta película cuenta una historia hermosa donde el perro logra salvar la vida de unos niños por traer unas vacunas al atravesar un clima muy complicado con nieve.
A pesar de que, la gran mayoría reconoce a este perro como una caricatura, en realidad la historia sucedió, y lo que pasó fue inmortalizado en la película “Balto” de 1995.
El husky siberiano, Balto, fue un verdadero héroe que demostró Inteligencia, fidelidad y resistencia en todo momento.
En el año 1975 en Alaska, Nome, se desató una epidemia de difteria, una afección grave que ataca a las membranas mucosas de la garganta y la nariz y afecta más a los niños pequeños.
En ese momento, en Alaska, la enfermedad afectó, sobre todo, a este rango de población.
La enfermedad tiene cura “antitoxina diftérica”, pero en ese momento la ciudad no contaba con el medicamento. El más cercano se encontraba a 1600 kilómetros, en Anchorage.
El clima era muy complicado y era imposible acceder a la medicina por avión o en barco.
La única opción era llevar la antitoxina en ferrocarril hasta Nenana, desde Anchorage y, de ahí, contar con la ayuda de los trineos tirados por los perros, entre ellos, Balto, como líder de uno de los grupos.
En el viaje en busca del medicamento, fueron 20 grupos de perros.
Todos soportaron el mal tiempo, alrededor de -30ºC, como héroes. Tras cinco días, llegó el ultimo grupo de perros en el cual estaba Balto.
En el año 1927, junto a otros perros que también fueron parte del heroico momento de Nome, fueron llevados al zoológico de Cleveland.
Balto falleció con 14 años de vida, en 1933. Fue embalsamado y hoy en día está en el Museo de Historia Natural de Cleveland.
Actualmente, en Central Park, Nueva York, hay una estatua en su nombre, la cual se colocó años después de su gran hazaña.
Su inauguración fue en el año 1925, a la cual el mismo Balto asistió.
En la placa se lee lo siguiente:
“Dedicado al espíritu indómito de estos perros polares que traspasaron en relevos la antitoxina a lo largo de casi mil kilómetros de ásperos hielos, aguas traicioneras y tormentas de nieve árticas en Nenana para llevar alivio al desolado pueblo Nome durante el invierno de 1925. Resistencia – Fidelidad -Inteligencia”.
Una curiosidad interesante, es que Balto no era su verdadero nombre, sino Togo. El nombre de Balto le fue dado en memoria de Samuel Balto, un explorador reconocido en Nome, durante la fiebre del oro.
La historia de Balto es, sin duda, uno de los hechos reales más cautivadores de todo Estados Unidos.
Su historia demuestra y prueba que los perros son capaces de hacer más de lo que podemos imaginar.
Stubby un perro de combate
Esta historia ocurrió con un perro nacido en Connecticut, un Boston terrier, llamado Stubby.
Fue encontrado en el campus de la universidad de Yale, por el soldado Robert Conroy, en julio de 1917.
El día en que Conroy debía partir al frente, se llevó al perro escondido pero, al ser descubierto, el perro saludó al oficial en mando, así como si entrenara en el campo. Esa acción le permitió quedarse a bordo.
Stubby participó en 4 ofensivas y 17 batallas. Durante un mes entero estuvo enfrentando al fuego del enemigo.
Tras un tiempo de entrenamiento, Stubby aprendió a detectar ataques con gases y les avisaba a sus compañeros del peligro.
El perro era un excelente rastreador. Un día encontró a varios compañeros aislados, pero también a un espía alemán, a quien mordió en los pantalones al verlo. Esto le logró el ascenso a sargento.
El sargento Stubby es considerado como el perro de la Primera Guerra Mundial más condecorado.
Él era la mascota de la 26ª División Yankee de Infantería 102.
No hay pruebas documentales de los hechos, pero es reconocido en una exposición del Museo Smithsonian.
Luego, al finalizar la guerra, regresó a casa con el soldado Conroy, en los Estados Unidos.
En su regreso, participó en numerosos desfiles, e incluso conoció a los presidentes Woodrow Wilson, Calvin Coolidge y Warren G. Harding.
En 1921, el soldado fue a la universidad de Georgetown con Stubby, donde se convirtió en la mascota del equipo de fútbol.
En 1923, Stubby falleció mientras dormía.
Para conmemorar su grandiosa y heroica vida, en el 2018, se dio a conocer “Stubby: un héroe muy especial”, una película muy emotiva que relata su historia en la guerra.
Desde el 23 de mayo de 2019, se puede apreciar una estatua de bronce de Stubby, en tamaño real, en el Museo del Perro de AKC (American Kennel Club Museum of the Dog), creada por Susan Bahary, una reconocida escultora.
Smoky la perrita que salvó a 250 soldados
En medio de la segunda Guerra Mundial, en Nueva Guinea, fue encontrada una pequeña perrita de la raza Yorkshire Terrier.
Tras ser vendida al soldado, Bill Wynne, de 22 años, le dio una nueva calidad de vida y fue su nueva amiga por muchos años.
Bill Wynne era parte del cuerpo aéreo de los Estados Unidos y, en el año 1943, fue enviado al Pacífico Sur y el sudeste asiático a prestar servicio, donde su país combatía contra Japón por el domino de los territorios.
Antes de formar parte de la guerra, era fotógrafo y también en guerra lo fue desde el aire.
Era el encargado de llevar a cabo misiones aéreas para tomar fotografías tras los bombardeos o encontrar pilotos supervivientes en el territorio del enemigo.
Al incorporarse, vio a la perrita en medio del pasto y fue ahí donde decidido comprársela a su compañero quien tenía problemas económicos y era aficionado al póker.
Sin pensarlo se la vendió en 6,44 dólares, lo que equivalía en ese momento a dos libras australianas.
Bill Wynne, al comprarla, le colocó el nombre de Smoky.
La pequeña Smoky hizo su gran hazaña histórica en la isla filipina de Luzón, en el golfo de Lingayen.
Habían recuperado un aeródromo de la mano de los japoneses, pero los asiáticos continuaban bombardeando la zona.
Por lo tanto, con urgencia, los oficiales necesitaban comunicarse, pero lograrlo sería muy difícil y lento. No tenían tiempo que perder.
Entonces fue ahí donde Smoky, gracias a su tamaño, logró pasar por una cañería debajo de la pista de aterrizaje.
El tubo era de aproximadamente 21 metros de largo y de pocos 20cm. de diámetro. La perra podría cruzar, y lo hizo llevando con ella los cables de las comunicaciones para unir las líneas telegráficas.
Esto fue, gracias a la idea de un oficial que estaba presente.
Para lograrlo, Wynne cogió a Smoky, la colocó en el extremo del tubo y le dijo que se sentara.
En ese momento, el cabo salió corriendo hasta el otro lado de la pista, mientras la perra permanecía obediente a su orden y, estando del otro lado, la llamó.
A pesar de la gran ayuda de Smoky, su heroísmo no se quedó ahí, debido a que también fue considerada una perra de terapia.
En 1944, Wynne enfermó de dengue y, mientras estuvo en el hospital, Smoky fue una gran alegría y distracción para los soldados que también estaban internados.
Smoky los ayudaba a aliviar sus dolores y pesares. Dormía en la noche con su dueño, y por la mañana era llevada a ver a los hombres heridos junto con las enfermeras que iban a buscarla para alegrarle la vida a los demás soldados.
La perrita murió mientras dormía el 21 de febrero de 1957, cuando tenía 14 años de edad.
Está sepultada en la reserva Rocky River, en Cleveland.
Varios años después, se levantó uno de los muchos monumentos en su honor, en ese mismo lugar, gracias a los veteranos de la Segunda Guerra.
Hachiko: el perro más fiel de la historia
De entro todo los perros famosos, Hachiko, sin duda, es el más conocido.
Hachiko, se convirtió en un gran símbolo de lealtad hacia las personas.
Este adorable perro, esperaba a su adoptante a que llegara del trabajo a la misma hora y en el mismo lugar de siempre, sin embargo, un día su adoptante murió y aun así el perro no se detuvo y por varios años volvía a la estación de trenes en su espera.
De Hachiko hay una película verdaderamente emotiva, que hará llorar a los amantes de los perros. La película se estrenó en el 2009.
La historia inicia al ser adoptado por el profesor, Hidesaburō Ueno. Él no quería adoptarlo, pero su hija lo motivó a hacerlo.
El profesor había tenido una perra, pero había muerto y no quería adoptar de nuevo. Con el tiempo se encariñó mucho con Hachiko.
Hachiko acompañaba al profesor cada día a la estación del tren y, cuando acababa el trabajo y regresaba a la estación para ir a casa, encontraba que su perro había regresado a esperarlo.
Parecía conocer el paso de las horas, debido a que siempre a las tres de la tarde volvía a la estación para encontrarse de nuevo con el profesor, quien bajaba del tren a las cuatro de la tarde.
Esa misma rutina se repitió de tal forma que no pasaban inadvertidos por las demás personas que también frecuentaban la estación ni de los comercios que estaban alrededor.
Todo empezó en 1924, pero el día 21 de mayo de 1925, lamentablemente el profesor murió tras una hemorragia cerebral, mientras daba clases.
Ese mismo día, como siempre, Hachiko fue a la estación a esperarlo, pero nunca llegó.
Desde ese día, el perro se quedó en la estación de tren esperando a su amo. Esperó por 10 años.
El 8 de marzo de 1934, fue encontrado muerto frente a la estación de Shibuya.
En la misma estación de Shibuya se encuentra una estatua de bronce en honor a Hachiko por su gran fidelidad.
La estatua está desde 1934 y el mismo Hachiko estuvo ahí el día de la inauguración.
Laika: la perra del espacio
Laika, era una perrita mestiza que en el año 1957 fue al espacio cuando tenía tres años de vida.
El nombre de Laika proviene del norte de Rusia (Siberia) debido a que ese es el nombre que se le da a los perros de caza.
El nombre real de la perra era Kudryavka, una perra callejera nacida en Moscú.
Kudryavka, tras un tiempo de entrenamiento, fue lanzada al espacio en la nave soviética llamada Sputnik 2, en el año 1957.
En ese momento, se convirtió en el primer animal en orbitar la tierra.
Aunque ese lanzamiento marcó la historia, la perra lamentablemente falleció horas después del lanzamiento, cuando aún se encontraba en órbita.
Las causas de su muerte fueron por la falta de oxígeno y el sobrecalentamiento.
Tras su lanzamiento, nuevos perros fueron enviados al espacio, en total 12.
Con ello se demostró que un ser vivo puede tener posibilidades de supervivencia en el espacio, con la capacidad de soportar la microgravedad.
La perra, más conocida como Laika, tiene un monumento en su honor, en Moscú, cerca al centro militar y le grupo Mecano, le dedicó una canción.
Old Drum y los derechos de los animales
Se trata de un perro muy importante para la historia, debido a que ayudó al reconocimiento de los derechos de los animales, con su propia vida.
Todo empezó en el año 1869, donde un granjero de Missouri era el dueño de Old Drum, un pequeño perro de la raza Foxhound.
El granjero tenía un vecino que no era amante de los animales, hasta tal punto de amenazar con quitarle la vida a Old Drum.
El granjero, encontró a su perro con una herida de bala, muerto, cerca de la casa del vecino, convirtiéndose así en el principal sospechoso.
Por supuesto, fue denunciado, pero en ese momento la muerte de un animal no se consideraba un delito.
No obstante, un abogado reconocido de la zona, escuchó el caso, aceptó llevarlo y lograron llegar a juicio.
Gracias a el esfuerzo, ganaron.
El abogado planteó un gran discurso donde mencionó la fidelidad de los perros y otras cualidades que pueden darle a la familia.
Además, como dato curioso, en ese juicio se pronunció por primera vez la real y famosa frase de “el perro es el mejor amigo del hombre”.
Todo eso fue el comienzo de una nueva era, debido a que por primera vez se reconocieron los derechos de los animales en los Estados Unidos.
Hay una estatua en honor a Old Drum, una manera de recordar que, gracias a él, se logró un gran avance en la historia a favor de los derechos que los animales merecen.
Perros famosos que han hecho historia
Como ves estos perros son perros famosos muy merecidamente y, sin duda, han hecho historia.
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