No soy un juguete


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No soy un juguete
❌NO DOY GATITOS PARA REGALITOS DE NAVIDAD.
❌No me preguntes si los gatos que doy en adopción son compatibles con niños, mejor pregúntate si tú has educado a tus niños para que sean compatibles con gatos.
????Lee:
A todos los que compartimos nuestra vida con un felino,
no hay nada que nos haga mayor ilusión que conseguir que nuestros hijos
sientan tanta pasión por ellos como nosotros.
Sabemos que con ello enriquecemos su vida, aportándoles valores como el respeto y la amistad. Además, hay estudios que demuestran que los niños criados con animales presentan un mejor desarrollo del sistema inmunitario (al pié tenéis las referencias).
De todos modos, no es tarea fácil, ya que, por un lado, a los niños les cuesta controlar el impulso de cogerlos cuando quieren e incluso a veces, pueden descargar su enfado en el gato de casa. Por el otro lado, al gato, el ver a un ser que llora o chilla mucho, se mueve bruscamente y encima lo persigue, no es lo que más le guste.
Para comenzar tenemos que enseñar a nuestros hijos como tienen que interaccionar con los gatos y qué necesitan éstos para estar felices Además, a nuestro gatito o gatita, le tenemos que asociar la presencia de nuestros hijos con momentos placenteros para él o ella y proporcionar zonas de “relax” o escondites, para cuando se quiera evadir.
10 pasos para eseñar a un niño a tratar a un gato:
1.- Respeta la manera de ser de tu gato: es muy importante conocer la personalidad de tu gato. No todos los gatos son iguales, y hay algunos que les gustan que les toquen y los cojan y otros que no. Tú mejor que nadie sabes qué le gusta y qué no le gusta y eso se lo tienes que explicar a tus hijos. Así le enseñarás que tiene que respetar la manera de ser de vuestro gato y nunca forzarlo a situaciones que le desagradan.
2.- A la hora de establecer un contacto, permitir que sea el gato el que tome la iniciativa, y premiar la búsqueda de contacto hacia el niño o niña. A su vez explicarle a nuestro/a hijo/a que si no lo fuerza y deja que el gato se vaya acercando será cada vez más amigo de él o ella.
3.- Explícale que como tienen un oído muy fino, odian los gritos y voces altas, pero les encantan que les susurren cositas agradables.
4.-También odian los movimientos bruscos, así que dile que cuando interaccionamos con un gato, se tiene que mover como a cámara lenta, y lo mismo cuando les queremos dar mimos, que siempre han de ser suaves.
5.- Les gustan las caricias entre las orejas y barbilla principalmente, y no les suele gustar que les toquen la parte de atrás, la cola y las patas. Para niños muy chiquitines o para los que son más brutotes, podemos coger nosotros su manita para enseñarles a hacerlo bien.
6.- Enséñale como saber qué dice tu gato: los gatos nos hablan con su cuerpo. Si a un gato le gusta que lo estén acariciando, se frotará con la mano, ronroneará o puede tener la cola relajada y alta, a veces hasta les temblequea un poco. Cuando ya no quiera más, ondeará bruscamente la cola o la bajará. Si se asusta se le erizará pareciendo un abeto.
Si se pone nervioso empezará a tirar las orejas hacia atrás o hará un maullido más estridente. También es importante la expresión de su cara, sobre todo de los labios superiores, verás cómo cambia a tener un rictus “serio” como de cara cuadrada cuando se enfada, o una cara más amigable o redondeada cuando esté contento.
7.- Proporciónale escondites en alto para que nuestro gato pueda huir, esto puede evitar que ante una situación estresante si el gato no ve escapatoria, acabe arañando o mordiendo a nuestro hijo.
¡Ojo!, si esto ocurre, mantén la calma, es un accidente, todo lo que aumente los nervios o el estrés en ese momento, no hará otra cosa que empeorar la percepción que tienen uno del otro. Así que, ayuda tanto al gato (permitiendo que se esconda si quiere) y a tu hijo (dándole cariño para que se le pase el susto, curándole y, una vez calmado, explicarle qué ha pasado si es muy pequeñín, y en más grandes puedes preguntarle por qué cree que el gato ha reaccionado así o qué haría él o ella si alguien les cogiera y no le dejara escapar).
8.- Podemos enseñarles a los peques cómo hacer que baje o venga el gato, bien con algún juguete o con alguna comidita para gatos que le encante.
9.- Deja momentos de tranquilidad a tu gato, permitiendo que esté sólo. También se puede habilitar un sitio en el que no pueda acceder el niño o la niña, para los momentos en los que no podemos supervisar.
10.- Involucra a tu hijo en el cuidado del gato: algo tan simple como que le dé su premio favorito o le ponga la comida, hace que gato y niño compartan un momento agradable. También los peques nos pueden ayudar a limpiar la bandeja, simplemente aguantándonos la bolsa o bien permitiendo que, con una escobita adaptada a su tamaño, barra del suelo los restos de arena que hayan caído.
Recuérdale siempre que tras estas tareas debe lavarse bien las manos, así también les enseñamos el hábito de la higiene.
Siempre hemos de supervisar los contactos para poder corregir (si no lo está haciendo bien) o alabar y premiar (las buenas maneras) y así ir mejorando el vínculo entre nuestros hijos y nuestro felino, hasta conseguir que sean tan buenos amigos como nosotros.

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