Del mismo modo que el recién nacido, nuestras mascotas están rodeadas de amenazas que atentan contra su integridad física, desde productos de limpieza pasando por insecticidas, pesticidas, fertilizantes, raticidas o medicamentos. Normalmente, ya procuramos tener todos estos productos fuera de su alcance pero solemos pasar por alto otro peligro no tan evidente: las plantas.
Existen numerosas plantas que son irritantes o tóxicas, y el simple contacto con ellas puede ocasionar importantes reacciones en la piel. Otras, al ser ingeridas pueden ocasionar severos cuadros gastrointestinales, con vómitos, diarreas y pueden llegara a ser causa de muerte.
El origen tóxico puede encontrarse en hojas, tallos, flores o frutos, y puede estar siempre presente o sólo hallarse en algunas épocas del año. Nuestra mascota puede, accidentalmente, ingerir alguno de estos componentes y que no le pase nada o puede requerir la visita urgente al veterinario.
Al conocer este riesgo, lo primero que se nos pasa por la cabeza es eliminar el problema de raíz. Es decir, quitar de nuestra casa todas las plantas consideradas peligrosas (solución un poco radical), pero lo que no tenemos en cuenta es que si salimos al campo, no podemos hacer desaparecer toda la vegetación que nos rodea. Y prohibir las salidas al campo al perro ya sería demasiado. Como en todo, lo que debemos hacer es mantener las precauciones adecuadas.
Lo más razonable que podemos hacer en estos casos es educar a nuestra mascota desde pequeña. En primer lugar, debemos ser conscientes que un alto porcentaje de plantas ornamentales, sean de exterior o interior, son tóxicas por ingestión.
Los cachorros de perro, que tienen tendencia a llevarse a la boca todo lo que está a su alcance, son los principales afectados. Debemos enseñarles que no pueden morder las plantas bajo ningún concepto. Si el perro no hace caso, podemos untar la punta de las plantas con algún producto amargo. Hasta que no veamos que nuestro cachorro se muestra totalmente indiferente hacia las plantas, no debemos dejarlo solo con ellas.
Los gatitos son, en general, más selectivos cuando se trata de escoger sus “juguetes”, razón por la cual las intoxicaciones son menos frecuentes en ellos.
A pesar de que hayamos enseñado bien a nuestra mascota a no comer las plantas que lo rodean, existen otros factores que podrían favorecer la ingestión:
Las temperaturas elevadas del verano y la posible la falta de agua. Estos son motivos suficientes para inducir al animal a ingerir cualquier planta de tallos tiernos. Debemos estar alerta para no dejarlo nunca sin agua.
El aburrimiento. Cuando un perro, especialmente de cachorro, pasa largas horas solo y aburrido, para distraerse es posible que empiece a morder todo lo que encuentre a su alrededor, incluido plantas.
El cambio de hogar. El estar en un sitio nuevo puede llamar la atención del animal hacia objetos, como las plantas, que antes le habían pasado inadvertidos.
La falta de espacio. El carecer de espacio en la vivienda aumenta la agresividad y puede crear un estado de nerviosismo en nuestro perro, lo que intensifica la necesidad de romper y masticar lo que encuentre a su alcance, como las plantas.
¿Qué hacer si mi mascota parece intoxicada?
Los síntomas de una intoxicación no siempre son evidentes, pues el envenenamiento se puede manifestar según los casos a través de signos digestivos, nerviosos o hematológicos.
Es importante recordar las plantas que tenemos en casa, ya que en caso de accidente es fundamental determinar la causa de la intoxicación para poder administrar el antídoto adecuado. Pero esto no siempre es tan fácil:
La identificación apropiada. Muchas veces, ante una mascota intoxicada, los dueños nos encontramos ante la ardua tarea de tener que identificar las plantas involucradas y saber explicarlo al veterinario con precisión.
La dosis: Pocas veces sabemos cuál es la cantidad total ingerida o absorbida, por lo que es muy difícil establecer cualquier pronóstico.
La mayoría de los casos de intoxicación no son correctamente diagnosticados. A pesar de ello, la evolución clínica del animal suele ser favorable, ya que los síntomas son fáciles de controlar con tratamientos rutinarios.
¿Qué plantas son peligrosas?
La variedad de plantas que pueden resultar tóxicas para las mascotas es enorme y la identificación de todas ellas resulta complicada.
En los gatos están descritas intoxicaciones con aquellas plantas denominadas lechosas, puesto que la savia blanca, de apariencia láctea, que está en el interior del tallo contiene saponina, una sustancia muy irritante que puede provocar serios trastornos al ser ingerida.
Hay infinidad de plantas que pueden perjudicar a nuestro fiel amigo. En este apartado, hemos hecho una selección de aquellas que creemos que pueden encontrarse fácilmente en nuestro entorno:
Acebo. Agrifolio. Cardón. Xardón (Ilex aquifolium): Tanto las hojas como los frutos y semillas de acebo son venenosos. Los síntomas tras ingerir una dosis mínima de frutos (dos serían suficientes), son: trastornos gastrointestinales con fuertes diarreas y vómitos, dolor abdominal, somnolencia y malestar general. Una dosis superior, y siempre dependiendo del tamaño del animal y de la cantidad ingerida, podría llegar a provocar deshidratación como consecuencia de la pérdida de líquidos, shock y muerte de la víctima.
Adelfa. Laurel rosa. Loendro (Nerium oleander): Todas las partes de la adelfa son altamente tóxicas. Los síntomas tras ingerir adelfa, siempre dependiendo de la dosis y del tamaño del animal, son: trastornos gastrointestinales con vómitos, diarreas, irritación y dolor abdominal, somnolencia con depresión del sistema nervioso central, fiebre, trastornos cardíacos con taquicardia o aumento de las contracciones del corazón y arritmias, disnea o dificultad respiratoria, debilidad, coma y muerte por paro cardíaco.
Amarilis. Estrella de Caballero (Amaryllis belladona): Al igual que la mayoría de plantas bulbosas, los bulbos de amarilis son altamente tóxicos. Los síntomas tras la ingestión de bulbos de amarilis son: trastornos gastrointestinales con vómitos, fuertes diarreas, dolor abdominal y malestar general, falta de coordinación, trastornos cardíacos y en casos extremos y debido a una sobredosis, muerte del afectado.
Caladio. Alas de ángel (Caladium hortulanum): Existen varias especies que pertenecen al género Caladium, todas ellas y todas sus partes son tóxicas. Los síntomas tras la ingestión de caladio son: ardor bucal, salivación abundante, dolor intenso, irritación, edema o hinchazón de lengua, cuello, esófago, estomago e intestinos, trastornos gastrointestinales con vómitos, fuertes diarreas y dolor abdominal, y disnea o dificultad para respirar.
Ciclamen. Panporcino (Cyclamen): Entre sus principales contenidos activos se encuentra una sustancia denominada ciclamina (de mayor concentración en la raíz), un violento purgante de gran toxicidad para los animales. Los síntomas tras la ingestión de ciclamen son: trastornos gastrointestinales con vómitos, fuertes diarreas, malestar general y dolor abdominal, convulsiones, insuficiencia renal y parálisis.
Clivia miniata (Clivia miniata): Todas las partes de la Clivia Minata resultan tóxicas debido a la presencia de oxalato de calcio. Los síntomas tras la ingestión de esta planta son: vómitos, diarreas e irritación de aquellas partes a las que llegan las porciones ingeridas.
Costilla de Adán. Esqueletos (Monstera deliciosa): Excepto los frutos, el resto de la planta resulta tóxica (entre sus principios activos se encuentra oxalato de calcio). Los síntomas tras la ingestión de la comúnmente llamada costilla de Adán son: alteraciones gastrointestinales con posibles vómitos, irritación e inflamación bucal, de cuello, de esófago, etc.
Crotón (Codiaeum variegatum): El crotón pertenece a la familia de las euforbiáceas, plantas que contienen un látex tóxico que circula por su interior. El contacto directo con el látex de la planta puede provocar dermatitis con irritación, enrojecimiento y posible aparición de vesículas o ampollas. Los síntomas tras la ingestión de crotón son: ardor bucal, salivación excesiva, dificultad para deglutir, inflamación de lengua, esófago y estómago, trastornos gastrointestinales con fuertes diarreas, vómitos y dolor abdominal, midriasis o dilatación de las pupilas, convulsiones, alteraciones renales y hepáticas y, en casos extremos y debido a una sobredosis, muerte de la víctima.
Difenbaquia (Dieffenbachia): Todas las partes de la planta son tóxicas (el látex blanco que circula por su interior es nocivo e irritante), en especial las hojas y el tallo. El contacto directo con la planta puede provocar dermatitis con irritación, enrojecimiento, inflamación y en ocasiones aparición de vesículas o ampollas. Los síntomas tras la ingestión de Dieffenbachia son inmediatos y por tal motivo, lo más frecuente es que el animal deje de ingerirla. De todos modos, los síntomas que puede sufrir son: ardor bucal, inflamación, dolor intenso, salivación excesiva, dificultad para deglutir, edema o hinchazón de cuello, esófago, estómago e intestinos, vómitos, disnea o dificultad para respirar y, en casos excepcionales, dependiendo de la cantidad ingerida y del peso del animal, muerte de la víctima por asfixia.
Espatifillo. Lirio de la paz (Spathiphyllum): Al igual que alguna de las plantas tóxicas con efectos irritantes inmediatos, como la anteriormente citada Difenbaquia, lo más normal es que el animal deje de ingerir la planta al notar los síntomas.
Filodendro (Philodendron): Existen varias especies que pertenecen al género Philodendron, siendo todas y en todas sus partes, tóxicas. Los síntomas después de masticar el filodendro son inmediatos: ardor bucal, dolor agudo, salivación excesiva y edema o hinchazón de lengua y faringe con dificultad para respirar. Si se llegase a producir su ingestión, los síntomas se pueden agravar con edema de esófago, estómago e intestinos, vómitos, asfixia y en casos extremos, muerte del afectado. Tras la ingestión del filodendro, los gatos presentan un cuadro clínico bastante preocupante con trastornos renales, agresividad, convulsiones y en algunas ocasiones encefalitis o inflamación del encéfalo con debilidad muscular y parálisis.
Flor de Pascua. Poinsetia (Euphorbia pulcherrima): Todas las partes de la planta son tóxicas, en especial el látex que circula por su interior. El contacto directo con el látex de la planta puede provocar dermatitis con irritaciones, prurito o picor, edema e incluso aparición de vesículas o ampollas. Los síntomas tras su ingestión son: trastornos gastrointestinales con vómitos, diarreas, dolor abdominal, irritación de las mucosas y salivación abundante. El contacto directo del látex de la planta con los ojos de la víctima puede provocar trastornos oculares más o menos graves según sea la dosis.
Hiedra. Yedra (Hedera hélix): Todas las partes de la planta son ligeramente tóxicas a excepción de los frutos, los cuales son de una toxicidad extrema. El contacto directo con la hiedra, debido a los pelos que recubren la planta y al jugo que se encuentra en su interior, puede provocar: dermatitis con irritaciones, erupciones cutáneas e incluso aparición de ampollas y úlceras. Los síntomas tras la ingestión de la hiedra son: trastornos gastrointestinales con vómitos, diarreas y malestar general, fiebre, espasmos musculares, excitabilidad, bradicardia o disminución de la frecuencia cardíaca y, dependiendo de la dosis ingerida y del tamaño del animal, coma. En casos extremos, se puede dar la muerte por asfixia con parada respiratoria.
Hortensia (Hydrangea macrophylla): Tanto las hojas como las flores de la hortensia son nocivas y peligrosas. Los síntomas tras la ingestión de las hojas o las flores son: trastornos gastrointestinales con diarreas, vómitos y dolor abdominal, malestar general y falta de coordinación.
Ipomea. Correhuela. Campanilla (Ipomoea. Convolulus arvensis): Existen varias especies que pertenecen a este género y en la mayoría de ellas las semillas y las raíces con altamente tóxicas; el resto de la planta es purgante. Los síntomas por ingerir Ipomea provocan una acción alucinógena acompañada de malestar general, trastornos gastrointestinales con graves irritaciones de tubo digestivo, violentas diarreas y dolor abdominal.
Jacinto. Junquillo (Hyacinthus orientalis): La parte tóxica de la planta es el bulbo y los síntomas tras su ingestión son: irritación gastrointestinal, vómitos, diarreas y en algunas ocasiones, incluso la muerte.
Lirio. Lirio hediondo (Iris. Iris foetidissima): Los síntomas tras la ingestión de iris son: trastornos gastrointestinales con vómitos, abundantes diarreas, dolor abdominal, irritación y malestar general, junto a hipertensión o aumento de la presión arterial.
Marihuana (Cannabis sativa): Los síntomas tras la ingestión de marihuana son: depresión del sistema nervioso central e incoordinación, así como vómitos, diarrea, babeo, aumento de la frecuencia cardíaca, e incluso convulsiones y coma.
Muérdago. Visco. Tiña. Liria (Viscum album): Los frutos del muérdago son relativamente tóxicos, es necesario ingerir dosis muy elevadas para provocar trastornos importantes. Los síntomas tras ingestión de frutos de muérdago son: trastornos gastrointestinales con vómitos, diarreas, irritación y dolor abdominal, junto a midriasis o dilatación de las pupilas, salivación abundante y sed excesiva. Los síntomas más preocupantes son los cardiocirculatorios o neurológicos con asfixia, dificultad respiratoria, taquicardia o aumento de la frecuencia cardíaca, falta de coordinación, convulsiones, parálisis, coma y, en casos extremos debidos a una sobredosis, muerte por parada cardíaca.
Narciso (Narcissus pseudonarcissus): Existen varias especies de narcisos y todas ellas son tóxicas en todas sus partes (en especial los bulbos). El contacto directo con el jugo de la planta podría provocar dermatitis e irritaciones. Los síntomas tras la ingestión de la planta son: trastornos gastrointestinales con violentos vómitos, diarreas, dolor abdominal e inflamación, salivación excesiva, convulsiones, trastornos cardíacos y en casos extremos, muerte del afectado.
Potos. Escindapso (Epipremnum aureum/Rhaphidophora): Sólo el masticarla puede provocar irritaciones varias, tanto en el paladar, lengua, etc., como en todas aquellas zonas donde llegue a establecer contacto. Los síntomas tras la ingestión de la planta son: graves trastornos del aparato digestivo, produciendo fuertes y frecuentes vómitos.
Ricino. Catapucia. Higuera del diablo (Ricinus communis): Los principales componentes activos y nocivos de la planta se encuentran en las semillas (ricina). La ricina es una proteína altamente tóxica tanto para los animales como para los humanos, es uno de los principales venenos conocidos más peligrosos. Los síntomas tras la ingestión de ricino son: trastornos gastrointestinales con vómitos, fuertes diarreas sanguinolentas y dolor abdominal, falta de coordinación, salivación abundante, somnolencia, convulsiones, hemorragias, insuficiencia renal, coma y en casos extremos, la muerte.
Rododendro. Azalea (Rhododendron ferrugineum): Las flores y hojas del Rhododendron las dos partes más tóxicas de la planta. Tras la ingestión de pequeñas dosis el animal puede padecer falta de coordinación con efectos alucinógenos. Los síntomas tras la abundante ingestión de rododenro son: ardor bucal con salivación excesiva y dificultad para deglutir, alteraciones del sistema nervioso central con falta de coordinación, decaimiento y debilidad muscular, trastornos gastrointestinales con vómitos, diarreas y dolor abdominal, alteraciones cardíacas con disnea o dificultad para respirar, hipotensión y bradicardia o disminución de la frecuencia cardíaca, convulsiones, coma y muerte por asfixia o parada respiratoria.
Tejo. Texo. Sabino (Taxus baccata): Toda la planta, excepto el aro rojizo que envuelve las semillas, es altamente tóxica. Si un ser humano, caballo o perro ingiere dicha planta, es probable que muera en pocas horas si no se toman las medidas adecuadas. Los síntomas tras la ingestión son inmediatos: conducta agresiva del afectado seguido de una somnolencia absoluta, trastornos gastrointestinales con dolor abdominal, irritación, vómitos y diarreas, midriasis o dilatación de las pupilas, falta de coordinación, disnea o dificultad para respirar, inflamación renal y hepática, bradicardia o disminución de la frecuencia cardíaca, debilidad muscular, parálisis, temblores, convulsiones, coma y muerte por parada cardiocirculatoria.
Tulipán (Tulipa): El bulbo del tulipán es altamente tóxico, los síntomas tras su ingestión son: irritación gastrointestinal, vómitos y diarreas.
Texto original de mundoAnimalia.com
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