Son animales muy expresivos. Lo que implica que, si por alguna razón un caballo está triste, sus dueños y criadores lo notarán de forma instantánea. Para ayudar a los equinos a recuperar el buen ánimo, es imprescindible descubrir el motivo de su pesar. Las causas casi siempre pueden encontrarse en molestias físicas o en la aparición de enfermedades. Pero las afecciones no son los únicos detonantes, por lo que dar con la raíz del problema muchas veces no es tan sencillo.
Se debe tener en cuenta que algunos ejemplares se la llevan mejor que otros con los humanos. En esto incide desde la clase de tratos y cuidados que han recibido, así como las propias características de cada equino. Aunque en líneas generales son mansos y muy devotos con las personas, hay excepciones.
Orejas caídas, mirada perdida o siempre con la cabeza baja, como buscando algo en el piso, son las primeras señales de un caballo triste. Si se muestra distante y apático, además de pasar mucho tiempo echado, toca descartar de inmediato que no esté enfermo.
Síntomas de alguna enfermedad
Se puede hacer un examen preliminar antes de recurrir al veterinario. Lo primero es revisar el cuerpo del animal en busca de alguna herida oculta que no resalte a la vista. Esto incluye también los cascos. Una pequeña piedra o una astilla incrustada eventualmente provocan mucho dolor en una de sus patas. Igualmente toca evaluar la presencia de bultos o protuberancias que broten desde el interior del animal.
Como ocurre con las personas, la temperatura corporal es otro factor a evaluar cuando se quiere descartar la presencia de alguna dolencia. Más de 38°C ya indican que algo no marcha bien. De igual forma, el pulso también ofrece pistas; en un ejemplar sano este se mantendrá en un promedio cercano a los 38 latidos por minuto.
Soledad y aburrimiento
La soledad puede ser un causante de que un caballo se deprima. Aunque hay ejemplares que no tienen problemas en andar por su cuenta, siempre disfrutarán de compañía. Tanto de otros equinos, como de las personas.
La rutina y la falta de estímulos también los conducen al hastío. Por lo que para combatir la tristeza en un caballo que está sano hay que asegurarse que no se aburra. Las cabalgatas en compañía de sus amos suelen funcionar bien.
Mi caballo está triste, ¿por la comida?
Si un caballo está triste hay que revisar si esto coincide con variaciones en su entorno. Es el caso de los cambios en los alimentos. Puede ocurrir que la apatía y cierto distanciamiento sea la vía para mostrar su descontento por el nuevo menú.
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